lunes

fagias


Ser que se alimenta de Flores se llama Antófago
Ser que se alimenta de Sustancias no Alimenticias se llama Alotrófago
Ser que se alimenta de Carne Humano se llama Antropófago, Caníbal
Ser que se alimenta de Abejas se llama apívoro
Ser que se alimenta de Residuos se llama Coprófago
Ser que se alimenta de Carne   se llama Carnívoros
Ser que se alimenta de Frutas se llama Carpófago, Frugívoro
Ser que se alimenta de Tierra se llama Geófago
Ser que se alimenta de Hierbas se llama Herbívoro, Fitófago
Ser que se alimenta de Carne de Caballo se llama Hipófago
Ser que se alimenta de Peces se llama Ictiófago, Piscívoro
Ser que se alimenta de Insectos se llama Entomófago, insectívoro
Ser que se alimenta de leche se llama lactívoro, Galactófago
Ser que se alimenta de Lana  se llama Malófago
Ser que se alimenta de Cadáveres se llama Necrófago
Ser que se alimenta de De todo se llama Omnívoro
Ser que se alimenta de Uñas se llama Onicófago
Ser que se alimenta de Huevos  se llama Oófago
Ser que se alimenta de Huesos se llama Osteófago, Osívoro
Ser que se alimenta de Plumas se llama Pterófago
Ser que se alimenta de Raíces se llama Rizófago
Ser que se alimenta de Gusanos se llama Vermívoro
Ser que se alimenta de Madera se llama Xilófago
Ser que se alimenta de Animales se llama Zoófago

Bibliofagia 1

Barthes, convulsión de la pérdida.
Es el discurso del centro pulsado de la emoción.
El espacio tiempo de la pasión.

En el amor, el sujeto agónico de la pérdida

o el sujeto atado al éxtasis del todo y

de la nada, iniciático y ebrio, inhábil ante el olvido y el dolor.
Su duelo es infinito y el decurso emocional es aislante para el ego.
Todo sufre en el sujeto amoroso de Barthes y la escritura es bálsamo.

Semejante a Kafka en su síndrome de robinson, ese todo que sufre es el origen de la palabra.

Lispector devora la ausencia con los sentidos, como Kafka.
Enambos hay un alma que se hunde en la vida apasionadamente.
Kafka apasionado no es una imagen habitual, se le cree mesurado, reprimido.
Y sin embargo, hay tanta pasión en su diario, arranca las palabras, dice, cada palabra, de su propio cuerpo.
La carne de "la manzana en la oscuridad", en Lispector, de la palabra rumiada, intencionada.

La muerte discurre en la vida, entrelazadas en la continuidad, distintamente en cada autor.

En Kafka, desesperación en la continuidad y la inercia, hundimiento en la dinámica grupal; en Cortázar, responsabilidad individual de que "el individuo se salve" (Entrevista http://www.youtube.com/watch?v=VEBOBW07sgo).


El sujeto cortaziano, "todos los mares el mar".

En Lispector el pulso vital del individuo progresa.
En "la manzana en la oscuridad", la imagen del criminal
perdido en el desierto agarrando a un pequeño pájaro
acompañándose del pájarillo hasta ahogarlo.
En esa imagen, la continuidad del hombre avanzando en el desierto,
huyendo también del crimen que ha cometido. A otra vida, el lado de allá en Cortázar, el más allá en Kafka, o el grado cero de la escritura en Barthes-