jueves

La madriguera

... si me preguntaran cómo he llegado hasta aquí, no podría decirlo. Desperté en el fondo más oscuro de una madriguera, embarrada y herida, sin saber todavía si me faltaba alguna pierna o algún brazo. Me arrastré por los túneles que quizá yo misma había cavado. Me abrí paso por pasadizos infinitos y me di cuenta de que yo no podía haberlo hecho. No recordaba nada, pero era evidente que yo no había construido aquella inmensa galería. Cuando me di cuenta de que parecía la obra de un gran animal, empecé a sentir miedo, pero no dejé que el pánico me doblara la voluntad.
Entonces me di cuenta de que no había final. De algún modo, la madriguera era sencillamente un laberinto sin salida. Pataleé contra los muros de barro y arañé la pared durante tanto tiempo que dejé de sentir las manos. Pasé horas, quizá días, sentada, dejando que la oscuridad me consumiera y después volví a arañar el muro, furiosa, calmada, triste, desesperada, hilarante... Entonces, un trozo de pared se desplomó hacia el otro lado del muro, la luz me hizo daño en los ojos, pero no dejé de mirarla hasta que me convencí de que podía salir de allí....