miércoles

La risa de los inmortales

En el aire estelar de las alturas, más allá de las nubes celosas que guardan la lluvia y degeneran en vertical el uso abusivo de aspersores, los jardines son habitaciones de madrugada, de los que han huído los colores y los rostros.

Allí resuena una composición sin origen que envuelve el éter con notas graves y sentenciosas. No luce el sol.

Se cuelgan los inmortales de las estrellas y su risa se descuelga hasta nosotros, se enreda en los puentes de luces de los teatros y en las farolas de las calles, se presenta en la boca de los actores, se la comen a besos los amantes, se posa imperceptible y enceniza las flores de papel.